viernes, 26 de marzo de 2010

Artículo: Piratas del Mediterráneo Americano


(segunda parte)

Más que Simples Bandidos.

Hemos definido a los piratas como ladrones en la mar. Evidentemente también había ladrones de tierra. En ambos casos, se trata de agenciarse recursos de los que carecía la sociedad “productora” de piratas o de bandidos. A diferencia de éstos, los piratas tenían una virtud que, en cierta forma, promovió el conocimiento del planeta y muchos fenómenos de orden geofísico; nos referimos a su condición de marinos.
En efecto, el pirata además de guerrero era marino. Conocía las técnicas de navegación, las características de las corrientes marinas, el mensaje de la orientación de los vientos, los grados de humedad que podían preludiar una tormenta o un huracán. Sabían interpretar los movimientos del mar, las posiciones de las ciudades, islas y territorios en donde atacaban. Conocían la posición de las estrellas y, en función de esto, las coordenadas posicionales en las que se encontraban, y ni que decir del escrutinio de los fenómenos meteorológicos de diversos tipos, ya que en ello les iba la existencia. El pirata era pues un geógrafo y, más específicamente, un geógrafo del mar y de los litorales.
Independientemente de la jerarquía interna en la nave pirata (derivada de su condición marinera), los piratas eran una sociedad compuesta principalmente por hombres. Aunque conocidos e interesantes, los casos de mujeres piratas son pocos, y de ello se derivaba su popularidad. Anne Bonny, Mary Read, Grace O’Malley, por mencionar algunos ejemplos, no fueron integrantes ordinarios en una tripulación, sino personajes importantes en la historia de la piratería.
Las mujeres tendían a quedarse en tierra, raros serían los casos en que se atrevieran a acompañar a hombres en una causa pirata, más bien dados a la aventura, el pillaje, la bebida, el juego; una vida azarosa que no podía durar muchos años.
Tal vez sería prudente decir que la sociedad pirata era más bien masculina. Esto se nota en la existencia de la llamada “Cofradía de los Hermanos de la Costa”, así como en las categorías de piratas que asolaron el Atlántico, el Caribe y el Golfo de México desde el siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVIII.
Por otra parte, la organización pirata dentro del barco era, al parecer, más igualitaria de lo que se puede suponer, ya que, el capitán sólo ejercía la función de mando y responsabilidad durante el ataque (de hecho la administración del bajel y las relaciones públicas entre los marineros estaban en manos del contramaestre).
La piratería era, en sus inicios, una empresa individual, pero podría decirse que con el tiempo tomo un tono más colectivo; la repartición del botín era equitativa (deducidos los gastos de viaje, el tributo –si era menester en el caso de quienes ejercían con “patente de corso”-, y el pago al cirujano y al carpintero, funciones que en ocasiones estaban en manos de una misma persona).

Históricamente, en la sociedad pirata se distinguen cuatro categorías; en la próxima entrada profundizare en la primera de ellas, Los Corsarios.

Bibliografía:
Manuel Lucena Salmoral. Piratas, corsarios,bucaneros y filibusteros. Editorial Síntesis, 2005.
Antonio García de León. Contra viento y marea. Los piratas en el golfo de México. Plaza y Janés, 2004.

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